domingo, 11 de marzo de 2012

FRANZ KAFKA

Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo.
Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.
Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.
En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez. Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que apareció parcialmente en la revista Hyperion, que dirigía Franz Blei.
En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.
El estallido de la Primera Guerra Mundial y el fracaso de un noviazgo en el que había depositado todas sus esperanzas señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica. Entre 1913 y 1919 Franz Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El chófer, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.
En 1920 abandonó su empleo, ingresó en un sanatorio y, poco tiempo después, se estableció en una casa de campo en la que escribió El castillo; al año siguiente Kafka conoció a la escritora checa Milena Jesenska-Pollak, con la que mantuvo un breve romance y una abundante correspondencia, no publicada hasta 1952. El último año de su vida encontró en otra mujer, Dora Dymant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza.
La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el principio ni el fin. Sus personajes, designados frecuentemente con una inicial (Joseph K o simplemente K), son zarandeados y amenazados por instancias ocultas. Así, el protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de su condena a muerte, y el agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro del aparato burocrático en el que pretende integrarse.
Los elementos fantásticos o absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregor Samsa en La metamorfosis, introducen en la realidad más cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al absurdo. Su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su obra le han valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la literatura contemporánea.

jueves, 8 de marzo de 2012

LES FLEURS DU MAL

2.3 Comente la producción literaria del autor con especial atención a la obra seleccionada (puntuación máxima: 2 puntos).
Hasta la publicación de Las flores del mal, Baudelaire era conocido por sus trabajos como crítico de arte y sus traducciones de Edgar Allan Poe. Con ellos había aprendido que la clave del arte está en la belleza, un valor que, según él, había de situarse por encima de la moral y consistía en una mezcla de voluptuosidad, misterio y melancolía.
Baudelaire era consciente de que la aparición de Las flores del mal no iba a pasar desapercibida. Había barajado dos títulos: Los limbos, y otro de tono escandaloso, Las lesbianas.
El periódico Le Figaro critica con dureza algunos poemas. La Dirección General de Seguridad acusa a Baudelaire de ultraje contra la moral pública. En sus alegaciones Baudelaire afirma: «Estoy muy orgulloso de haber escrito un libro lleno del horror del mal; describo el mal y el pecado con toda la complacencia necesaria para suscitar una reacción de odio hacia él». El tribunal encargado del caso dicta sentencia y condena a Baudelaire a pagar una multa y eliminar del libro seis poemas.
Las flores del mal suponen el inicio de la modernidad poética. El tema central de la obra es el mal. Baudelaire considera que el mal es consustancial a la condición humana. La tradición suele distinguir entre un mal metafísico, propio de la naturaleza corrupta del hombre, que le induce al error, un mal moral, el pecado, y un mal físico, la enfermedad, la locura. El mal se refleja en lo caótico, lo informe, lo errado, realidades que provocan nuestro horror. Sin embargo, Baudelaire constata la fascinación que lo terrible ejerce sobre el ser humano: la atracción que ejercen sobre nosotros las tinieblas, el vértigo que sentimos ante el abismo que nos espanta, pero que a la vez nos seduce, la muerte que tememos y en ocasiones deseamos. El ambiente gótico, la celebración de la noche, la rivalidad entre Dios y Satanás, la crítica a la religión son constantes temáticas que merece la pena que analices.
La dialéctica entre lo natural y lo artificial tiene una enorme importancia en la obra. La naturaleza suele estar inundada de luz, es la esfera de la vida y la verdad, un símbolo del paraíso perdido. Sin embargo, predominan los poemas que tienen como centro la gran ciudad, multitudinaria y anónima.
El cuerpo es un motivo omnipresente en Las flores del mal. Aparece vestido o desnudo. A veces resalta por su gracia, su porte y es fuente de sublimes placeres; en otras ocasiones, es un objeto deformado por la pasión o por el dolor, incluso aparece desmadejado como si se tratase de una marioneta rota.
La mujer y el amor resultan un tema ambiguo y polémico: pueden ser fuente de consuelo y esperanza, o bien corromper y destruir a la persona.
Baudelaire conoce la complicidad y la ternura, nos habla de un amor fraterno y espiritualizado, pero al mismo tiempo no renuncia al amor físico, al erotismo, incluso dentro del ambiente sórdido de la prostitución. La relación amorosa deja insatisfecho, el abrazo de la amada sólo alcanza a distraer la conciencia del hombre de la terrible verdad: la soledad radical del yo que busca amparo en una realidad externa, extraña y ajena a sí mismo.
La estética de Baudelaire se apoya en la ambivalencia y las tensiones antitéticas: la miseria y la grandeza del hombre, la mujer adorada y maldita, el amor como ideal o perdición, la muerte temida y deseada, la belleza divina o infernal, el cuerpo como paraíso o prisión, etc.
Baudelaire rompe con las formas clásicas haciendo que en su obra coexistan distintos estilos. Baudelaire suele utilizar un verso amplio, el alejandrino de doce sílabas. En ocasiones, un mismo poema combina versos de distinta medida. Más de la mitad de los poemas publicados en la edición de 1857 de Las flores del mal eran sonetos; sin embargo, sólo seis de ellos eran absolutamente regulares, la mayoría presentaban rimas cruzadas y empleaban metros distintos del clásico alejandrino.
La arquitectura de la obra se asienta en seis secciones: “Spleen e Ideal”, “Cuadros parisienses” “El vino” “Las flores del mal” “Rebelión” y “La muerte”. La sección cuarta, Las flores del mal, se compone de los 9 poemas más escandalosos de la obra. En ellos se describe un universo cruel y sádico, cuajado de sangre, asolado por la muerte, sumido en la locura. La mujer se presenta como una criatura diabólica que corrompe al hombre y lo aleja de Dios aprovechándose de su condición miserable.

POEMAS:
El albatros
Correspondencias
Himno a la belleza
Invitación al viaje
A una transeúnte
El crepúsculo matutino
La destrucción
El viaje (movimientos I y VIII)